Descripción

Caja de 12 botellines de cerveza.

Esta cerveza es una provocación. Me he complicado la vida, dejándome llevar por gente que tiene un criterio impresionante sobre un mundo que, reconozco abiertamente, me resulta bastante desconocido.

En Contubernio colaboramos con Subterfuge para el evento de la Sala El Sol del verano pasado. Subterfuge está ahí, porque su responsable es aficionadísimo a los vinos y socio de Contubernio. Carlos de Subterfuge es amigo de Jacobo de La Quince. La Quince es una empresa que sabe muchísimo de cervezas. Jacobo termina siendo socio de Contubernio aquel mismo día en la sala El Sol. Subterfuge hace cervezas a medias con La Quince. Me las envía para que las pruebe… y van surgiendo ideas.

Después vienen miles de reuniones. Todas son online y con envío de muestras para acá y para allá. Una de esas reuniones tuvo que haber sido presencial y en un buen restaurante de Madrid, pero sigue pendiente. Y me toca pagar a mí, que no me olvido.

Me gusta tal, adoro cual, qué linda la bota de manzanilla, que bien huele esto, como sabe aquello. No hay semana sin que avancemos hacia algo que al principio no tiene cara y que termina siendo la cerveza de Contubernio que ahora tienes en las manos.

podría haber metido cualquier cerveza con cualquier argumento… la espuma, la sal, el amargo, pero ha terminado siendo algo basado en el trabajo de Carlos, de Jacobo y de Lukas. Ha terminado siendo una cerveza inspirada en el saber hacer de todos ellos, condicionada por mí al contexto de finura y manzanillerismo y, muy importante, ayudada por dos botas que conseguimos sacar de la antigua bodega de San Roberto de Barbadillo. En esas botas se ha estado criando la cerveza hasta hace cuatro días.