Descripción
Un día tuve la idea. Sucedió en la ducha justo entre el champú y el gel. Salí rápido del agua y llamé a Álvaro Barba. ¡Lotengo! Mojado y un poco temeroso a que el Iphone me electrocutara allí mismo, conseguí articular la palabra de corrido. Lotengo.
Lo tenía. No exagero cuando digo que cada edición del club me ronda meses por la cabeza. Incluso cuando hablo de fútbol o de prensa del corazón, mis grandes aficiones, en segundo plano se mantiene Contubernio. Ni el fútbol ni la prensa del corazón pueden con la pulsión de agradarte. Termino mezclándolo todo y mencionando a Rivera Ordóñez mientras pienso en un oloroso basto, a Medina Abascal confundiéndolo con un vinagre simplón y a Joaquín del Betis reapedillado “Manzanilla de la rica”.
Excepciones a esta regla son las horas dedicadas a Barbadillo, seriedad manda, y a mis niños. Es complicadísimo estar pensando en vinos cuando uno de ellos sube por la red que lleva al tobogán gigante a la vez que el otro se pone de pie en el columpio justo en el momento en el que suelta una mano para saludar a su amiguito Mario. En esos momentos soy capaz de confundir al corazón con el fútbol y mezclo a Messi con Nati Abascal y a Rociíto con Messi. Ningún buen Contubernio saldría en ese contexto. Uno tiene obsesiones, pero debe saber cuándo parar.
En aquella ducha de diciembre lo vi claro. Quien dice seis dice doce. Voy a tener que dejar de ducharme para no volver a caer en el error de pensar que una idea aterradora es buena. Si lo llego a saber, marco el número del loquero. Doce es casi la misma cantidad de vino, pero diez veces más complicación. Sumando huelga de transportes, escalada de precios tipo Alpe d’Huez, escasez de vidrio papel corcho y aire para respirar, tiempo corto y caja nueva de la aguja para que quepa todo, te dan ganas de hacer un nabucodonosor para la próxima y punto. Amenazado quedas.
Termino diciendo que, una vez lista y en reparto, me vas a permitir que descanse. Tengo un sueño que no se me quita ni durmiendo.
Sanlúcar de Barrameda, mayo de 2022
Os dejamos la cata de la caja edición Contubernio 12: