Descripción
La Callejuela tiene un proyecto increíble de experimentación con pagos vinificados bajo el concepto “de añada”.
Si se busca un solo proyecto que aúne la mayoría de las tendencias actuales del Marco de Jerez, las Manzanillas de Pago y Añada de La Callejuela ganan.
En julio celebramos -obsérvese la intencionalidad del verbo elegido- una cata en la viña de nuestros amigos. Como siempre, los festejos veraniegos tenían su sede en la trastienda, pero teniendo en cuenta las circunstancias, muchas se hicieron nómadas. Esta se hizo en la propia bodega, para ganar amplitud y cumplir con las normativas.
Allí, además de unas cuantas botellas de buen vino “comercial”, buceamos en alguna que otra barrica en crianza. Una de ellas fue este Añina de 2014, que en todo momento fue comentada como palo cortado. La Srta. Vita, contubérnica fundacional y presente en la sesión, reclamó abiertamente su embotellado y reparto en la siguiente edición.
Dicho y hecho.
Reconozco que el vino era monumental y que tenía todo lo necesario para formar parte de estas humildes selecciones. Una bota esquinada, guarda residual de una cosecha ya embotellada, tranquila, testigo al trasluz la Manzanilla que formalmente siempre fue y nunca dejó de estar, oxidada elegantemente en manos de un par de hermanos a los que
siempre tengo ganas de abrazar.
Era Contubernio sí o sí.
La negociación fue dura. Estuvimos al menos un minuto en la post cata decidiendo si era posible y cómo hacerlo. Al tercer sorbo de mi copa de Tintilla Dulce no cupo lugar a dudas: la bota desaparecería para dividirse en la boca de unos cuantos amantes de lo rico entre los que, ahora, te encuentras.
Por cierto, mantiene la mención formal “Manzanilla” por cuestiones legales. Podría ser un amontillado, un palo cortado o simplemente, un vinazo.